Los principales resultados muestran unos avances positivos que posicionan a nuestro país entre los líderes europeos en materia de circularidad, a pesar de un contexto económico complejo.
En 2022, la producción de materias primas plásticas registró un descenso notable (-12.2%), una tendencia que parece mantenerse. El dato positivo es que la proporción de plásticos circulares en la producción total alcanzó un 21,7%, por encima de la media europea (19,7%), situando a España entre los países líderes en producción de plásticos no-fósiles.
En lo relativo al uso de plásticos reciclados en nuevos productos, España se posiciona como líder europeo con un índice de contenido en reciclado del 22.3%, casi el doble del dato europeo (12.6%).
En el ámbito de la recogida y tratamiento de residuos, el informe también arroja buenos resultados: por primera vez, la recogida selectiva de residuos plásticos superó la recogida mixta. Considerando que los residuos provenientes de recogida selectiva se reciclan 8 veces más en comparación con los flujos de recogida mixta, el impulso de nuevas inversiones en recogida y separación de residuos es un factor clave para alcanzar mayores cotas de circularidad.
La mejora en la recogida ha favorecido que la cantidad de residuos plásticos reciclados haya aumentado hasta alcanzar más de un 1 millón de toneladas. Con una tasa de reciclaje total del 38%, España se sitúa en el segundo puesto en Europa. Por sectores, cabe destacar el 50% de tasa de reciclaje para los residuos de envases plásticos (4º puesto europeo), el 49% para los residuos plásticos del sector de la agricultura (2º puesto), y el 40% para los residuos plásticos en la construcción (1º puesto). Sin embargo, los altos niveles de depósito en vertedero, con una tasa muy por encima de la media europea (39% frente a 25%), indican que ésta sigue siendo una asignatura pendiente para España. Este dato, junto con el aumento de la incineración con recuperación energética, evidencia que aún se están desperdiciando valiosos recursos esenciales para la transición del sector.
Aunque las cifras de 2022 muestran que el cambio hacia la circularidad está claramente en marcha y se está intensificando, aún quedan muchos interrogantes. En primer lugar, la erosión de la competitividad de la industria europea de los plásticos, principalmente en relación con EE. UU. y China, exige medidas urgentes para preservar sus activos industriales y su capacidad de acometer las inversiones necesarias para su transición.
La aceptación de la metodología del balance de masas para el reciclado químico, un mayor acceso a la biomasa y a los residuos potencialmente reciclables, así como la definición de unos objetivos obligatorios de contenido de plásticos circulares que impulsen nuevos mercados, son algunos de los elementos que podrían estimular las inversiones para seguir avanzando en la transición del sector. Sin su adopción, el ecosistema de los plásticos será incapaz de cumplir los ambiciosos objetivos de circularidad y neutralidad climática de la UE. En definitiva, el sector necesita marcos regulatorios coherentes y armonizados, tanto en Europa como a nivel nacional, con plazos de implementación suficientes que posibiliten una transición justa de la industria.